25 Oct La jornada de 37 horas y media: ¿Cómo afecta a la productividad?
La propuesta de reducir la jornada completa de cuarenta horas a treinta y siete y media ha suscitado mucha atención mediática y debate en redes sociales. Sin embargo, el germen de esta idea se retrotrae al año pasado, cuando la Comunidad Valenciana ejecutó, por medio de una convocatoria de ayudas, un experimento para que empresas de la región, de forma voluntaria, establecieran la jornada reducida de cuatro días.
Los resultados de la jornada de cuatro días, donde participaron cuarenta y una entidades, muestran que los trabajadores tenían un 37,4% menos de estrés, lo que beneficia en el rendimiento y productividad de la empresa, siendo un 30% menos que los niveles que se reportaban con la jornada completa estándar. Entre otros factores de estudio, los empleados manifestaron tener más tiempo libre, más tiempo para dedicar a la actividad física, y, en general, con mejoras considerables en la salud y el bienestar.
A nivel europeo e internacional, algunos estados ya han implementado en los últimos años este horario. El pionero fue Nueva Zelanda, con una prueba piloto en 2018. Desde entonces, países como Bélgica y Países Bajos han confeccionado legislaciones donde se acepta la jornada completa reducida. Otros muchos siguen con en periodo de prueba, investigando si el proyecto es adaptable a la realidad económica y social del país.
Como reporta Newtral, en los países con menos ingresos se trabaja más horas mientras que en los países más ricos con menos horas de trabajo, como Alemania y Suiza, tienen una productividad laboral muy alta. España tiene una de las medias más altas de la Unión Europea en cantidad de horas trabajadas semanalmente, cuando países como Italia, Francia o Bélgica disfrutan de jornadas de 35 horas o Países Bajos y Austria, que dedican 32 y 33 horas respectivamente. En todo ello influye las condiciones laborales o el salario medio. Asimismo, tal y como recoge la ‘Cadena Ser’, según el análisis de Eurostat sobre el Mercado de Trabajo (EURES, 2023), “los españoles de entre 20 y 64 años lideran la insatisfacción laboral (24,4%), muy por encima de la media europea (13,8%)”.
Estos índices se ven completados por las causas de los bajos niveles de productividad que comunica el Informe del Banco de España sobre productividad y prosperidad. En el mismo, se refleja como el reducido peso de la innovación en nuestra economía, el menor nivel de capital humano de la población española, el entorno regulatorio, las regulaciones del mercado laboral y la confianza en las instituciones y su capacidad de gestión son factores que debilitan la productividad de los españoles, que representa un 0,3% frente al 0,9% de la media europea. De igual manera, el INE indica que el número medio de horas efectivas semanales trabajadas es de 33 horas y no de 40 horas, como se espera al ser esta cantidad la jornada completa.
Bajo este panorama económico y social, la teoría de la reducción de jornada a cuatro días o de cuarenta horas a treinta y siete y media, promovida por organizaciones como ‘4 Weeks A Day Global’ que han estudiado en los últimos años cómo afecta esta jornada a cientos de empresas, expone como beneficios de la implementación de esta reducción un 36% más de beneficios anuales, un 42% menos de dimisiones, un 68% menos de que los empleados sufran el síndrome de ‘burnout’, y un 54% de aumento en la capacidad del trabajo.
Los resultados, tanto en el experimento valenciano como en los desarrollados mundialmente, apuntan a un incremento en la productividad y bienestar de los trabajadores. Sin embargo, estos estudios también reflejan algunos inconvenientes según el estado económico de la región o la configuración y organización en la implementación de la jornada completa reducida por las empresas y el órgano regulador y legislador. Algunos de estos hándicaps son la bajada de ventas, normalmente porque los descansos se establecían los lunes, días con más ventas; o que los clientes se encontraran el establecimiento cerrado.
Con la información recogida y con una explicación general de la situación actual, se puede pronunciar que la jornada de cuatro días puede llegar a ser una realidad que cada vez está más cercana a efectuarse. Solo en su puesta en marcha podrá verse cómo afecta a la economía. Por ahora solo tenemos un par de datos claros, como que “el bienestar emocional se traduce en un aumento en la productividad del 88 %”, tal y como indica un estudio de la consultora Crecimiento Sustentante. Asimismo, también se sabe que la práctica ha sido fructosa. Con todo ello, hay indicios de que efectivamente la jornada de cuatro días supone un incremento de la productividad, pero ¿será viable en España? Solo el tiempo lo dirá.