05 Dic ¿El coworking aumenta la productividad?
En el imaginario colectivo, la oficina está directamente relacionada con un alto rendimiento y, por ende, con una productividad constante. No obstante, con el auge del teletrabajo, los profesionales han ido abandonando las oficinas y recluyéndose en sus casas. Hasta que, tras la pandemia, el coworking entra en la ecuación y se desarrolla la vida laboral en un nuevo espacio. Pero, ¿es el coworking un sitio tan productivo como la oficina tradicional?
La respuesta se encuentra en una serie de artículos científicos que, a través de una muestra amplia y contrastada, han concluido esta cuestión recabando información con el tiempo. Los datos que extrajeron son muy curiosos y, a continuación, os los explicamos. La hipótesis de que la productividad aumentaba en estos espacios de trabajo compartido se cumplía. El estudio de ‘Journal of Facilities Management’ describía que el potencial de las interacciones sociales y el ambiente de los espacios de coworking eran factores que favorecían la productividad. Además, no solo se estudiaba la productividad, si no también los aspectos que la motivaban y las oportunidades que emergían en estos espacios. Los investigadores aseguraban que este ambiente, social y productivo, propiciaba la oportunidad de proyectos conjuntos entre los usuarios del espacio.
Según otros artículos como el desarrollado por Haynes en 2008, el coworking hacía que los coworkers fortalecieran su productividad cuando empezaban a trabajar en este tipo de espacios. Es en 2016, con el estudio citado al principio de este artículo que, finalmente, aseguran los factores por los que sentencian que la productividad aumenta cuando se trabaja en un coworking. El análisis concluía que eran los factores ambientales y los servicios que ofrece el espacio lo que permitía alcanzar unas condiciones de productividad.
Del mismo modo, hemos de pensar en una cuestión a la hora de aceptar este resultado. Desde la publicación del artículo se ha dado una proliferación de los espacios coworking con fenómenos como WeWork. No obstante, el mero dato de crecimiento en el uso de estos sitios desde 2020, afirma la atracción del coworking por la idea de que es un lugar donde conseguir ese nivel de productividad.
Entre otras conclusiones que se comparten con este estudio es que es un espacio idóneo para encontrar proyectos colaborativos, para colocarse como freelance en el mercado y para la obtención de aprendizaje en diversos sectores empresariales. Todos estos aspectos, añade el artículo, conllevan o generan esa productividad que poníamos en estudio con este texto.
Desde la perspectiva psicológica, Robelski realizó un estudio donde ponía en análisis los efectos del coworking en nuestra mente y, por ello, en la productividad. El estudio concluye que, el coworking tiene beneficios en la salud por aspectos de relación social, de gestión de la organización y, finalmente, porque aumenta la productividad y la atención en una tarea. Un dato muy impactante es que factores como el ruido o las interrupciones no tenían un gran impacto en los resultados, pero sí que los tenían en los trabajadores que ejercían su jornada desde casa.
Por lo tanto, la ciencia, a través de estudios cuantitativos y psicológicos, corroboran que, los espacios de coworking generan el ambiente perfecto para que la productividad no solo se mantenga si no que también aumente. Y, además, añada otra serie de ventajas a la experiencia, como más socialización, proyectos y aprendizaje.